¡Hola!
Inicio una nueva serie de entradas para darle algo más de vidilla a la web. Estas entradas también las publicaré en versión reducida en mis redes sociales (Twitter y Facebook por ahora). De hecho, esta misma ya lleva varios días subida a la red del pajarito azul.
Con estas entradas no pretendo sentar ningún tipo de cátedra, sino de compartir recursos o herramientas, tanto externas como propias, que me han sido de utilidad en todos estos años de trabajo en la construcción de mi mundo, con el ánimo de que puedan ser de interés y provecho para quienes no las conozcan o estén empezando en esto de la creación de mundos o de la escritura fantástica.
Cronologías
Para empezar, me gustaría hablar de una herramienta que utilizo mucho para trabajar en mi mundo: la línea de tiempo o cronología. ¡Espero que os resulte interesante!
El tiempo en mi mundo es lineal, casi igual a como lo medimos nosotros. A medida que la historia va discurriendo, los hechos se suceden en una línea imaginaria que marca el correr de los años. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando los hechos se multiplican y se superponen? Es habitual que, a medida que desarrollamos el trasfondo de un mundo y su historia se va haciendo más compleja y enrevesada, los hechos empiecen a ocurrir en una maraña de fechas y líneas temporales subyacentes.
Es ahí donde la utilidad de la línea de tiempo, o cronología como queráis llamarla. Imaginad, por ejemplo, que tenemos dos países, y estamos construyendo su historia a lo largo de 20 años. Pensad ahora que, sin hacer una cronología, simplemente creando hechos de manera independiente, hoy hacemos que una guerra entre el país A y el país B empieza en el año 15. Dos meses después, se nos ocurre una historia muy bonita en la que una princesa/príncipe del país A y un príncipe/princesa del país B se enamoran y se casan, y como no tenemos una cronología la situamos en el año 16.
¿Ambos hechos pueden ser compatibles? Pueden, claro, y vistos en conjunto se nos pueden ocurrir un montón de ideas que justifiquen esa boda en un contexto de conflicto bélico. Quizá su bonita historia de amor sea tan difícil precisamente por la guerra, pero sean ellos quienes consigan terminarla gracias a eso. O quizás podemos eliminar el factor romántico y plantearlo como un matrimonio de conveniencia.
La cuestión aquí es que una cronología que nos indique claramente qué hechos ocurren en cada año (mes, día… en función de nuestra necesidad de concretar el tiempo) nos ayuda a tener claro el marco temporal en que ocurre cada hecho, y eso permite que añadir hechos posteriores o incluso anteriores sea más fácil y, sobre todo, más coherente. Cuando la historia de nuestro mundo se hace muy extensa y complicada, una herramienta tan sencilla como esta, que podemos añadir al final de un documento o hacerla en un documento a parte, nos puede salvar la coherencia de nuestro trasfondo.
Personalmente yo las utilizo mucho. Mis documentos de Crónicas (la historia de mi mundo) siempre tienen un anexo en el que registro en una cronología en forma de anuario todos los hechos que van sucediendo, de forma que puedo consultarlos cuando los necesite y saber qué estaba pasando en qué momento.
¿Y qué me decís de vuestras historias? ¿Soléis utilizar cronologías para vuestros trasfondos?
Un saludo.
J. R. Kenja
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